Varias enseñanzas podemos obtener de esta maravilla de la creación, y la que inmediatamente vino a mi mente, fue que cuando mi Padre celestial tiene un propósito de hacer nacer, crecer y preservar su naturaleza, sencillamente lo hace y da la fuerza necesaria a la planta para profundizar sus raíces y encontrar los nutrientes necesarios para sobrevivir.
Si Dios tiene este poder; con mucha mas razón preservará y cuidará de sus hijos no importando las circunstancias en las que se encuentren, El proveerá siempre de lo necesario.
Dios no ha prometido que sus hijos vivirán sin problemas de cualquier índole; pero si ha prometido salvación para sus almas, su paz y estar con ellos todos los días de sus vidas hasta el fin.
También El quiere que sus hijos sean fructíferos en el lugar donde los tiene plantados, Su Espíritu les permite saciarse del Pan y Agua de Vida que es nuestro Señor Jesucristo por medio del estudio profundo de las sagradas Escrituras que les haga llevar fruto que permanezca.